Si hay una receta básica pero que siempre hacemos es el bizcochuelo. Es de lo primero que aprendemos a cocinar, incluso con premezclas que facilitan ampliamente el trabajo cuando desconocemos el arte culinario.
Tambien fue la primera receta que elaboramos en las clases prácticas del IAG (donde me recibí).
Con poca noción en la cocina el bizcochuelo es de esas recetas que no pueden fallar y que usamos para consumo hogareño como una merienda de todos los días, o bien para rellenar y decorar y convertirlo en la torta protagonista de mesas dulces en importantes eventos.
Pero... qué pasa si queremos hacer algo para todos los días dandole un toque que lo haga diferente?
Bueno, para los chicos todo lo que tiene colores resulta más atractivo asi que por qué no preparar algo sin complicaciones y salir del bizcochuelo tradicional? ¡Lo hacemos!
Ingredientes:
Premezcla para bizcochuelo de vainilla
Huevos y leche c/n (según requiere la premezcla)
Colorantes
Crema chantilly (con o sin azúcar)
Confites, granas, etc.
Procedimiento:
Preparar la premezcla tal como indique en el en envase. Repartir la preparación en 4 (o más) bols y a cada una agregar colorante.
Volcar la preparación en moldes rectangulares previamente enmantecados y enharinados. (podemos usar papel manteca para asegurarnos su correcto desmoldado.
Esparcimos para que quede parejo y listo.
Horneamos a 180º C de a uno o de a dos (según nos entren en el horno), hasta que pinchemos el centro con un palillo y éste salga limpio.
Retiramos, dejamos enfríar y desmoldamos. Este proceso se repite con todos los colores.
Seguramente vamos a notar que a simple vista, la superficie, parece no tener el color que teñimos. Esto se debe a que el azúcar tiende a subir y se oscurece al caramelizarse.
Para descubrir el color podemos quitar apenitas con un cuchillo la capa superior. De todos modos será casi imperceptible si esto lo hacemos o no dado que, cuando armemos la torta superponiendo las capas, al ponerle crema entre capa y capa, no notaremos si el color llega hasta los límites del bizcochuelo o no.
Por otro lado batiremos crema a punto chantilly.
Montaremos la torta sobre el plato donde vamos a presentar. Empezando con una leve capa de crema o bizcochuelo (esto es a gusto), acomodamos e intercalamos una capa de crema con una de bizcochuelo.
Es importante que lo hagamos con prolijidad para que al cortar se noten bien los colores y la crema.
Para decorar podemos usar granas, sprinkles, confites, etc.
Un detalle no menor es que esta torta requiere indispensablemente de frío y lo ideal es cortarla cuando esté casi congelada para percibir todas las capas super definidas.
Espero que esta propuesta les haya gustado. Voy a estar esperando tus comentarios contandome cómo te quedó! Un beso grandeee!
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